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AMENAZAS EN LA LOGÍSTICA MARÍTIMA Y SU INCIDENCIA EN LOS NEGOCIOS INTERNACIONALES

2 de mayo de 2023


La logística, como factor fundamental en el comercio internacional, tiene ante sí el desafío constante de ser la que propulsa los negocios o los frena, según sea su incidencia directa y real en cada caso.

Sin dudas, esto depende de múltiples factores como las distancias geográficas, las rutas marítimas, el costo del combustible o incluso el volumen de bienes a transportar, lo que en definitiva lleva al armador a suspender una escala (rolleo de carga) o a retirarla de su itinerario.

Esto que en primera instancia ya era conocido por los actores del comercio internacional, fue conocido por el ciudadano de a pie como efecto pandemia; cuando China -inicialmente- bloqueó sus puertos, suspendió operaciones y el tráfico marítimo se vio ralentizado a la mínima expresión, lo que generó desabastecimiento de mercados, sustitución o cancelación de escalas y, en un segundo escenario, enfrentar la escasez de contenedores, consecuencia de la baja rotación o intercambio este-oeste.

Sin embargo, hoy ya transcurrido el tiempo de aquel 2020, vemos como existen otras amenazas que ponen en juego la seguridad de este factor fundamental y, por ende, del intercambio regional e internacional -en particular-marítimo.

Estas amenazas se identifican en un contexto macro como de crimen organizado -actividades ilícitas organizadas y ejecutadas por un grupo de personas con el fin de obtener un beneficio financiero o material- dentro de las cuales se consideran el ciberataque y el narcotráfico, entre otras.

Pero, ¿cómo esto influye y altera directamente los negocios de nuestra región? Uno de los valores fundamentales en los negocios es la confiabilidad y credibilidad que las partes compartan, y más allá de estas toda la certeza de la cadena logística por la que transita la gestión de compra venta internacional.

La seguridad en la logística abarca no solo el debido control de preparación de la carga, el deposito, su trincado y lingado, la estiba y desestiba, sino también la operativa dentro de los puertos, y que estos como infraestructuras criticas brinden características de seguridad certificadas.

Los acontecimientos de los últimos años -en particular a partir del año 2001 con la caída de las Torres Gemelas en Nueva York- han acelerado procedimientos, controles y monitoreos en tal sentido.

Sin embargo es una realidad que los puertos de Latinoamérica, y en particular los de Argentina, Chile y Uruguay, se han visto involucrados en diversos casos de narcotráfico, lo que deja al mundo una imagen de inseguridad y falta de control real.

Esto implica canales rojos por origen para las cargas en destino, controles mas exhaustivos para las cargas procedentes de los mismos, costos asociados a esos controles extra, demoras que afectan al comprador en el retiro de sus cargas. En conclusión, pérdida de atractivo y de confianza en el intercambio de bienes que zarpan o transitan por dichos puertos.

Aun cuando los controles se han incrementado y nuestros puertos están certificados bajo el Código PBIP (Código Internacional para la protección de los buques y de las instalaciones Portuarias) de la OMI -Organización Marítima Internacional-, es un pendiente el generar una política conjunta para atender este flagelo que, más allá del delito en sí mismo, implica una pérdida de competitividad real en los negocios de estos países y de la región.

Según un estudio de la UNOD (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) Latinoamérica presenta un escenario atípico al respecto del narcotráfico, constituyéndose un mapa de acción en donde por efecto derrame la droga no cruza los océanos desde los países productores directos (Colombia, Bolivia, Perú); sino que, por el contrario, muta hacia mercados vecinos para ser puesta abordo desde estos. La estrategia otrora efectiva, ha generado importante deterioro de la imagen de los puertos de Buenos Aires, Montevideo y San Antonio.

Como reflexión, comparto que no solo debemos pensar en puertos competitivos y productivos desde el punto de vista económico o en velocidad operativa.

Hoy, la credibilidad e imagen de seguridad constituyen un valor "sine qua non" para prosperar y potenciar la atracción de nuevos armadores, más cargas y la generación de más y mejores negocios para todos.