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DE ONCE (ARGENTINA) A CHINA SIN ESCALA...

La experiencia de conectar con otras culturas gracias al comercio exterior.

6 de marzo de 2023


Érase una vez en Buenos Aires, en el Barrio Balvanera, cuyo apodo era "Once". Para mis compañeros de trabajo y para mí, cuando nos queríamos divertir y le queríamos poner un poco de glamour, lo llamábamos "Eleven" (11). Tal vez no era el mejor lugar ni el peor, ni el más lindo, ni el más feo. Era simplemente el mejor lugar para aprender lo que siempre soñé... importar un producto desde otro país.

Por donde pasaras caminando podías encontrar una puerta, que era una oportunidad hacia un barrio que (parecería ser) no se rige con el Código Aduanero como había estudiado en la universidad, sino más bien por sus propias reglas... eso era Eleven (casi con poderes como la protagonista de Stranger Things).

Y así fue, que tuve una entrevista con uno de los dueños de una empresa de Bijouterie y fui seleccionada para ocupar un puesto en el sector "comercio exterior" y aprender un nuevo rubro desconocido hasta ese momento, "La Moda".

Por supuesto que la confianza que me dio mi jefe en ese momento fue fundamental para explotar mi creatividad y seguir creciendo. Me acuerdo que cuando me equivocaba en algo, él simplemente me decía, "nos equivocamos los dos", apropiándose de mis errores y creo que eso fue lo que más admiré de él, además del poder de negociación que tenían todos los socios de la compañía.

Entre órdenes de compra, organismos, contenedores, brokers, proveedores en China, logística y un despachante (mi referente siempre hasta hoy en todo lo referido a importación de productos), me hacía tiempo para soñar despierta todos los días -sentada en mi escritorio- con la posibilidad de viajar a China.

Estaba preparada, pues había adquirido todos los conocimientos para poder visitar ese lugar que era donde nacían nuestros productos que importábamos y comercializábamos, productos que llegaban a todas partes del mundo con nuestro packaging.

Entonces, fue un día cualquiera, que mi jefe me informa que iba a viajar con ellos a Yiwu, China, donde se ubicaba la feria más grande de Bijouterie del mundo. Estaba feliz, era lo que había soñado, era una oportunidad para crecer más. Para los que nos gusta comercio exterior, esa noticia -sólo para entendidos- fue como pasar a la final en el mundial de fútbol (y no exagero) y tal vez te preguntes: ¿Entonces que sería Ganar la Copa?: definitivamente, fue subirme al avión con pasaporte en mano, recorrer cada rincón de la feria y aprender todo acerca de venta, compra, negociación, selección de productos... entre otros, pero lo más enriquecedor fue sin dudas conocer otra cultura.

Y para finalizar, en esta profesión hay momentos en que vas a querer tirar todo por los aires, vas a querer gritar, incluso llorar porque todos los días te vas a encontrar con todo tipo de problemas. Tal vez vas a envejecer a pasos agigantados, pero te puedo asegurar que si me toca morir en este mismísimo momento, y tengo la posibilidad de reencarnar, elegiría una y otra vez la misma carrera laboral, COMERCIO INTERNACIONAL, pero sin olvidar que mis sueños tienen que volar lo suficientemente alto hasta que me permitan viajar por el mundo, porque lo mágico, después de todo, no está detrás de una computadora o tu celular, sino que está cruzando una línea imaginaria llamada Frontera, que en mi caso fue de Once a China sin escala... FIN.