La logística ha acompañado al ser humano desde que era sedentario, trasladarse y asentarse un tiempo y después volver a iniciar el proceso. Durante siglos los humanos han tratado de economizar esfuerzos en diversos procesos que forman parte de su día a día, hasta dominar por completo una actividad, luego viene una nueva tecnología y todo vuelve a comenzar.

Como alumna, la primera pregunta que me hago es, ¿qué tipo de alumna soy?, una alumna tradicional que requiere una logística que ya es incuestionable, levantarse, desayunar, trasladarse al colegio mientras ves tu vida pasar por las ventanas del autobús que, día a día, pasa por los mismos lugares y que tan solo ese proceso involucra cientos de factores. Desde el conductor hasta el estado mecánico del autobús, porque si se fastidia, entonces nos fastidiamos todos los ocupantes. Después llegar al colegio, para atender una agenda que no elegí yo, que fue elegida por un grupo de personas que no sabemos si entienden la logística del estudiante, se cuestionan algunas cosas pero nunca se cuestionan "el esfuerzo" de una estudiante en todos los menesteres de la vida diaria para llegar a cumplir la agenda escolar.

Pasada la pandemia, llegamos a varias conclusiones, el valor del tiempo, romper paradigmas, el teletrabajo, el repensar de las actividades cotidianas agregando componentes más poderosos en la vida familiar o actividad física, porque el confinamiento nos llevó a esa realidad alterna y después... definitiva.

NUEVA VIDA, NUEVA REALIDAD, NUEVA LOGÍSTICA

Ahora soy una alumna asíncrona, digital y empoderada porque tengo en mis manos el poder de una divisa que es super poderosa: el tiempo. Ahora puedo destinar mas tiempo a las cosas que me agradan, puedo viajar sin dejar de estudiar, puedo cuidar a una abuela enferma sin dejar de estudiar, podría decir que hasta se resignificó la palabra "sufrir", porque no tengo que sufrir tanta incomodidad en el traslado, en las cientos de variables para llegar a la "casa de estudios" porque la casa de estudios ahora es mi casa, mi computadora, mi espacio, mi universo.

¿No era acaso ese el termino primordial de la palabra Universidad? Ese universo de conocimientos que se localizaba en un lugar físico como la biblioteca de Alejandría en la antigüedad y que, años después, fue quemada y a volver a empezar. Ahí se trasladaron cientos de filósofos, doctores y especialistas de su época porque se concentraba el estudio en un lugar físico. La realidad en este siglo es que el conocimiento está en formato digital, accesible, ahora tenemos métodos de estudio como el ABP, con el cual me entreno al estudiar mi licenciatura, con este método se replican problemas como la vida misma y puedo acelerar mi proceso cognitivo, al aplicar el razonamiento crítico para resolver. En aquel modelo pasado quedan esos planes de estudios memorísticos, que con un examen lo único que provocaban era una fotografía en medio de una película.

El futuro se muestra interesante, la logística digital me ayuda en el día a día a crear cientos de espacios propios por los cuales mi crecimiento como persona no se ve detenido por nada que no sea mi propia voluntad.

La logística puede resultar de gran ayuda para todos aceptando las nuevas tecnologías y derribando los paradigmas que obstaculizan el desarrollo humano.